Este conjunto residencial se desarrolla en una de las zonas de expansión más dinámicas de Sevilla, con una propuesta arquitectónica que combina volumen compacto y variedad formal. El edificio se organiza en dos portales con acceso desde la avenida principal y desde el interior de la manzana, y alcanza las diez plantas de altura, con un diseño que rompe la linealidad en los niveles superiores, aportando ritmo y complejidad al frente urbano. La planta baja se destina a locales comerciales, precedidos por un amplio soportal de uso público que articula la relación entre el edificio y el espacio exterior.

La promoción incluye 100 viviendas de 1 a 4 dormitorios, distribuidas en tipologías que responden a distintas necesidades familiares. Bajo rasante se desarrollan tres niveles de sótano que albergan garajes, trasteros y cuartos técnicos, mientras que el espacio libre de parcela se destina a zonas verdes, piscina, aseos y centros de transformación. El diseño garantiza una organización funcional y eficiente, con recorridos claros, accesos diferenciados y una integración cuidada de los equipamientos comunitarios.

El edificio ha sido proyectado con criterios de habitabilidad, sostenibilidad y confort, incorporando soluciones constructivas que mejoran el aislamiento térmico y acústico, y sistemas de energía solar para la producción de agua caliente sanitaria. Las zonas comunes cumplen con los requisitos de salubridad y eficiencia energética, asegurando un entorno saludable y respetuoso con el medio ambiente. El resultado es una promoción residencial que combina calidad arquitectónica, eficiencia técnica y una cuidada relación con su entorno urbano.

Las viviendas se distribuyen en tres tipologías, todas con tres dormitorios, jardín privado y una cuidada distribución interior. La planta baja acoge las zonas de día, mientras que la planta superior se destina al descanso. La cubierta alberga las instalaciones técnicas, incluyendo sistemas de climatización y captación solar. El diseño busca maximizar la luz natural y el confort térmico, adaptándose a las condiciones del entorno y a las necesidades actuales de habitabilidad.

La construcción combina eficiencia energética, sostenibilidad y calidad en los acabados. Se emplean sistemas estructurales de hormigón armado, cerramientos con aislamiento térmico-acústico, carpintería de aluminio con rotura de puente térmico y suelos cerámicos y laminados. Todo el conjunto responde a criterios de accesibilidad, seguridad y funcionalidad, ofreciendo un entorno residencial moderno, equilibrado y pensado para el bienestar.